Hace unos días que se celebró la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, y uno de los puntos que identificamos es que en Iberoamérica la polarización a tenido un aumento significativo y preocupante, donde se observa que las diferencias crecen año con año, y esto significa que temas tan relevantes para la región como el desempeño de nuestros representantes o cuestiones vinculadas a los desafíos sociales o los derechos humanos, en lugar de promover un intercambio de ideas en pro de soluciones, vienen provocando un cruce de opiniones muy emocionales y muy poco racionales que se traducen en intolerancia hacia quienes no piensan como o parecido a nosotros.
Gracias a Diario Libre por dejarme compartir esta opinión sobre este importante encuentro, donde al final se busca que nuestros líderes demuestren un liderazgo conversador y no polarizante, inclusivo, que sea un ejemplo para nuestros ciudadanos con miras a restablecerse de profundas heridas sociales. No dejen de leer la nota completa les va a gustar.